You bet your life
A principios de año me hice una promesa: no ver la televisión nunca más. Es más que probable que las personas que escucharon tal declaración de principios, incluso las que más parecen conocerme, no entendieran en su justa medida tal afirmación. Decía el gran Groucho Marx que la televisión le había proporcionado más cultura y conocimientos que cualquier otra cosa: cuando alguien la encendía en su casa, él se iba inmediatamente a otra habitación y se dedicaba a leer un buen libro. Es evidente que el propio Groucho se refería a las emisiones perniciosas que emanan los rayos catódicos con más frecuencia de la que nos gustaría, ya que él mismo tuvo su propio (y excelente) programa de televisión llamado 'You bet your life'. Fragmentos de dicho programa pueden encontrarse en redes P2P y en el recomendable DVD 'The unknown Marx Brothers'. Yo hablaba de lo mismo cuando prometí no volver a ver la TV. Demasiadas horas perdidas haciendo zapping, demasiado tiempo viendo cosas que no deseaba. ¿Simple comodidad y dejadez? Seguro que sí.Pero volvamos al tema que nos ocupa. El hecho es que desde que empezó el año vivo prácticamente pegado al televisor. Y no, mi pasión cinéfila no ocupa más que un 20 ó 30 por ciento del tiempo que dedico a la TV. Desde mi punto de vista, en otros órdenes artísticos y del entretenimiento no vivimos precisamente en la mejor época de las últimas décadas. El cine (¿dónde está el nuevo Bogart o el sucesor de Brando? ¿cuando se estrena alguna película que pueda competir con Ser o no Ser o Cantando bajo la lluvia? ¿Tenemos aun directores capaces de parir cada año una nueva obra maestra?) Quizá alguna de estas preguntas tenga alguna respuesta; aunque me temo que aun siendo optimistas podríamos contarlas con los dedos de una mano y a mi me sobrarían la mayor parte de los dedos.
Sin embargo, en la televisión, los que rondamos los 30 años de edad, hemos sido y afortunadamente somos contemporaneos de algunas de las mejores series jamás rodadas. Durante los años 60s y 70s salieron verdaderas obras de arte creadas directamente para las ondas, e incluso quizá con más frecuencia y variedad que en la actualidad, pero, y sin adelantar nombres, ya que de eso tratarán los primeros temas de este weblog, para mi gusto 4 de las 5 mejores series de todos los tiempos hemos podido verlas a tiempo real, siguéndolas desde su estreno y gracias al DVD, pudiendo revisitarlas una y otra vez en perfecto orden, calidad y en rigurosa versión original cuando el doblaje ha dejado mucho que desear. Durante varios dias iré comentando los capítulos vistos y recordadas de varias series imprescindibles que se han convertido en mi fuente principal de entretenimiento. It's TV time. Groucho, you can bet your life.
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